El spanking, o juego erótico con azotes, ha dejado de ser un tabú para convertirse en una forma divertida y estimulante de explorar la intimidad. Si alguna vez te ha picado la curiosidad o simplemente quieres saber más, aquí tienes una guía completa para practicarlo de forma segura, placentera y sin dramatismos. Porque sí, dar y recibir azotes puede ser una experiencia increíblemente placentera… cuando se hace bien.

¿Qué es el spanking?

El spanking consiste en dar azotes en las nalgas (o en otras zonas del cuerpo, dependiendo de la preferencia) con un fin erótico o lúdico. Aunque suene intenso, no se trata de dolor sin sentido, sino de una combinación entre placer, control y confianza. Para muchas personas, la mezcla entre una pequeña descarga de dolor y la excitación lo convierte en una experiencia única. Además, activa las terminaciones nerviosas y aumenta la sensibilidad, potenciando el deseo.

A diferencia de la violencia, el spanking es siempre consensuado y seguro. No es cuestión de ir repartiendo golpes a lo loco, sino de disfrutar conociendo los límites de cada uno. Si lo que buscas es simplemente desahogar tu estrés golpeando a alguien, este no es el camino. Si lo que quieres es darle un toque diferente a tus encuentros… sigue leyendo.

Un poco de historia: ¿de dónde viene el spanking?

Puede que ahora se hable más del spanking, pero no es nada nuevo. Desde la antigüedad, los azotes han sido parte de distintas prácticas culturales, tanto en lo disciplinario como en lo erótico. En la época victoriana, por ejemplo, el spanking formaba parte de la literatura erótica, y en las últimas décadas, con el auge del BDSM y la educación sexual, ha ganado popularidad como una práctica divertida y emocionante en la intimidad.

Hoy en día, muchas parejas lo exploran fuera del BDSM y lo incorporan a sus encuentros sexuales como un juego más. ¿Por qué? Porque añade emoción, ayuda a salir de la rutina y despierta sensaciones únicas. Y admitámoslo, hay algo divertido en la idea de jugar con el poder y la anticipación.

Beneficios del spanking

Aunque para algunas personas pueda sonar sorprendente, el spanking tiene beneficios que van más allá del placer:

  • Aumenta la excitación: La sensación de calor en la piel y la estimulación de las terminaciones nerviosas pueden intensificar el deseo.
  • Fortalece la confianza en pareja: Practicarlo implica comunicación abierta y respeto mutuo.
  • Libera endorfinas: La combinación de sensaciones placenteras y el leve dolor puede generar una sensación de bienestar.
  • Aporta variedad: Puede ser una forma divertida de salir de la rutina y explorar nuevas dinámicas.
  • Mejora la sensibilidad erótica: Al aumentar la circulación en la zona golpeada, se incrementa la respuesta sensorial.
  • Favorece el control del cuerpo: Quienes reciben spanking pueden aprender a gestionar el placer y el dolor en un mismo estímulo, mejorando su capacidad de respuesta sexual.

¿Cómo iniciarse de spanking de forma segura?

Si estás pensando en experimentar con el spanking, es importante hacerlo con precaución. Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave:

Hablar antes de empezar sobre…

  • Sus expectativas y deseos.
  • Límites personales.
  • Uso de palabras de seguridad para detener la práctica si es necesario

No des por hecho que a tu pareja le gustará. Pregunta, escucha y hablen sobre lo que les apetece probar. Definan si quieren algo suave y juguetón o si prefieren algo más intenso. Para que nadie se lleve un mal rato, es bueno establecer una palabra de seguridad. “Rojo” suele ser una elección común para indicar que hay que detenerse de inmediato, mientras que “amarillo” puede significar que se está acercando a un límite. Si te sale con un “sigue, pero sin pasarte”… mejor establece algo más claro.

Calentamiento previo

El spanking no es un concurso de fuerza. Comienza con caricias y golpes suaves para calentar la piel. Poco a poco, puedes subir la intensidad según la respuesta de tu pareja. No querrás que el primer azote lo saque de la fantasía y lo meta en un reclamo en la sala de urgencias.

Elige bien la zona de impacto

Las nalgas son la mejor opción porque tienen suficiente tejido para amortiguar los golpes sin riesgo de lesiones. Evita la zona baja de la espalda, los riñones y la columna. No quieres que un “ouch” excitante se convierta en un “ay, llama a la ambulancia”.

que es SPAKING

Controla la intensidad

Comienza con golpes suaves y observa la reacción de tu pareja. Aumenta la intensidad gradualmente si ambos se sienten cómodos.

Usa las manos antes de incorporar accesorios

Para principiantes, lo mejor es empezar con la palma de la mano antes de experimentar con otros objetos.

Cierre adecuado

Después de la sesión, dedica unos minutos al aftercare, es decir, cuidar de la pareja con caricias, palabras afectuosas o incluso un masaje para aliviar la zona estimulada.

Accesorios para el spanking

Si te gusta y quieres experimentar más, puedes probar algunos accesorios que pueden hacer el juego más interesante:

  • Paletas o paddles: Hechos de madera, cuero o silicona, permiten azotes con mayor precisión. Añaden más impacto.
  • Fustas o látigos suaves: Diseñados para un contacto más delicado y controlado.
  • Cepillos de madera o cinturones: No aptos para principiantes, ya que generan un impacto más fuerte.
  • Guantes acolchados: Ideales para dar palmadas sin generar dolor excesivo.
  • Plumas y vendas para los ojos: No aumentan la intensidad, pero sí la anticipación y el factor sorpresa

Posturas recomendadas para el spanking

Dependiendo del nivel de comodidad y confianza, estas son algunas posiciones ideales:

  • Sobre las piernas: La persona que recibe el spanking se coloca boca abajo sobre las piernas de su pareja, permitiendo un control más cercano.
  • Apoyado en la cama o una mesa: Permite mayor control sobre la intensidad de los golpes y para jugar con diferentes ángulos de impacto.
  • De pie, con las manos apoyadas en la pared: Aporta una sensación de vulnerabilidad y anticipación.
  • A gatas. Una posición clásica y versátil, que permite combinar el spanking con otras prácticas.
  • Tumbado boca abajo: Relaja el cuerpo y permite que el spanking sea más prolongado y controlado.

Consejos finales

  • No te precipites: Ve poco a poco para entender qué le gusta a tu pareja y qué no.
  • No golpees en el mismo punto repetidamente: Alterna las zonas para evitar irritaciones excesivas.
  • Cuidado con la piel: Aplica cremas hidratantes después para aliviar posibles enrojecimientos.
  • Escucha y observa: Aprende a leer las reacciones de tu pareja.
  • Disfruta y experimenta: No hay una “forma correcta” de hacerlo, lo importante es que ambos se sientan bien.

Conclusión

El spanking es una práctica divertida, emocionante y llena de matices. Puede aportar variedad a la intimidad y fortalecer la conexión de la pareja cuando se hace con confianza y respeto. Si te llama la atención, ¡anímate a probarlo poco a poco y descubre nuevas formas de placer!

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